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La fuerza de voluntad a favor de tus finanzas

La fuerza de voluntad es el impulso que nos ayuda a lograr nuestras metas. Es la combinación de la disposición que tenemos para hacer algo y la determinación que mostramos para superar los obstáculos que se presentan en el camino.

Seguramente en más de una ocasión has utilizado tu fuerza de voluntad para mantenerte firme y alcanzar objetivos que parecían imposibles, como ir al gimnasio todas las mañanas o decirle que no a los postres. Bueno, pues esa misma fuerza puedes utilizarla para mejorar tu situación financiera. En seguida te presentamos algunas actitudes que con fuerza de voluntad pueden convertirse en hábitos:

  • Define metas específicas. No es lo mismo “voy a empezar a ahorrar” que “voy a ahorrar 200 pesos al mes”. Una vez que clarificas tu meta, la vuelves visible o tangible y, a partir de ese momento, sabes exactamente qué necesitas para lograrlo. Por ejemplo, si decidiste ahorrar 200 pesos, la próxima vez que te inviten al cine tendrás que evaluar si ese gasto interfiere con tu propósito. Te será más sencillo apegarte al plan y lograr tu meta cuando la has visualizado.
  • Establece objetivos pequeños. Lo mejor es comenzar con objetivos fáciles o a corto plazo. De esta forma, te será fácil conseguirlos y te motivará para objetivos mayores. La idea es que gradualmente vayas elevando el grado de dificultad, porque a la par se irán incrementando las recompensas. Recuerda que el objetivo debe retar tu capacidad, pero no ser tan inalcanzable que te frustre.
  • Utiliza los recordatorios. Estos sirven por igual para un compromiso que para un deseo. En el caso de los compromisos, te recuerdan su cumplimiento. Por ejemplo, programa alertas en tu celular que te recuerden el día de pago de tu tarjeta de crédito, así evitarás el pago de recargos. En el caso de los deseos, mantienen vivo el objetivo y te motivan a alcanzarlo. Por ejemplo, pegar la fotografía del próximo destino al que quieres vacacionar, para continuar con el ahorro que has destinado a ese fin.
  • Involucra a alguien más. Si comunicas a una persona de tu confianza tus propósitos, ella puede convertirse en un apoyo durante el proceso. Lo ideal es que se trate de alguien que te conozca bien y con quien compartas una buena parte de tu tiempo. Así podrá acompañarte cuando llegue el momento de tomar decisiones. Por ejemplo, si estás a punto de hacer un gasto excesivo, su labor será detenerte para que reflexiones sobre la necesidad de esa compra. Si de pronto pierdes los ánimos, deberá recordarte lo importante de tu meta y lo cerca que estás de lograrlo. La idea es que esa persona aporte la objetividad que, probablemente, pierdes al actuar impulsivamente.

Para lograr tus metas, el primer compromiso debe ser contigo mismo. Mantén la disciplina para concluir el objetivo de forma exitosa. La fuerza de voluntad te hará una persona más firme en tus decisiones y esto te acercará a conseguir lo que deseas. Recuerda que lo que puedas hacer por tu futuro lo debes hacer hoy. Esperamos que estos consejos te sirvan en la búsqueda de un mejor porvenir para ti y para los tuyos. ¡Suerte!